martes, 20 de febrero de 2018

Preparado para el desafío

El tiempo es el inescrutable juez que termina poniendo a cada tipo en su lugar correspondiente. En
numerosas ocasiones, por falta de fe o por falta de suerte, son muchos los buenos futbolistas que se quedan en el camino de la gloria. En esa encrucijada entre el todo y la nada, se necesita un momento preciso de trabajo y esperanza para creer que el momento, más por tardío que por imposible, llegará en el próximo segundo.

Los jornaleros del fútbol son aquellos que no han tenido la suerte de criarse en una gran cantera, que no han sido reconocidos por ambiciosos negociadores y que no han sabido estar en el lugar preciso en el momento ideal por más sudor que hayan derramado sobre el terreno de juego. El caso de Ángel Rodríguez nos señala lo difícil que es llegar a lo más alto por más que se tengan las condiciones idóneas para hacerse una digna carrera en la Primera División.

De movimientos algo hoscos y una velocidad engañosa, Ángel vive al límite del fuera de juego y sabe explotar todas sus virtudes. Es fuerte, es técnico y tiene una precisión, casi milimétrica, en su disparo a puerta. Que no haya llegado antes a la élite nos indica que hay muchos tipos con mucha más suerte, pero también nos hace creer en el trabajo y la fe en uno mismos. A sus treinta años, justo la edad en la que muchos empiezan a acularse en tablas, el delantero canario se ha asentado en la primera división convirtiéndose en una de las grandes sorpresas de la temporada. No solamente le aporta gol al Getafe, sino que le ofrece salida del balón y sacrificio defensivo. Bastan estas tres premisas para que Bordalás le haya convertido en una de sus indiscutibles. El corazón de un entrenador es tan fácil de ganar como el de una grada; basta compromiso y eficacia. Basta saber que se puede vivir de unas condiciones específicas. Basta creer en uno mismo y saber que, tarde o temprano, la diosa oportunidad tocará a tu puerta y querrá encontrarte preparado para el desafío.

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