miércoles, 28 de marzo de 2012

Pichichis: Bata

La historia del Athletic de Bilbao está forjada gracias las hazañas de un puñado de héroes y a los goles de una docena de magníficos rematadores. Uno de ellos, Bata, esculpió un mosaico de cuatro ligas, cuatro copas de España y un centenar de goles. Un delantero fornido que tenía un martillo en cada pierna y un cañón en la cabeza. Un tipo que fue máximo goleador en la temporada 1930-31 anotando veintisiete goles en diecisiete partidos. La media es sorprendente.

Al pequeño Agustín le llamaban "Bata" porque siempre iba ataviado con esta prenda, regalada por su madre para que anduviese con ella en casa con el fin de no ensuciar el resto del vestuario. Y es que, como miembro de una familia de clase trabajadora, el pequeño no contaba con más vestimenta que la de diario y la de los días de guardar y tanto una como otra debían aguantar varias temporadas, ya fuese invierno, verano o época escolar.

Las hazañas del joven Bata no pasaron desapercibidas en su pueblo, Baracaldo, y pronto fue reclutado por el club grande de la provincia, el poderoso Athletic. Allí, en pleno corazón de Bilbao, y vistiendo la zamarra roja y blanca, jugó durante siete temporadas dejando un record, aún no superado, en liga, de cero con noventa y dos goles por partido disputado. Casi un gol por actuación. Record que podría haber aumentado si la guerra civil no hubiese puesto freno a su sueño y le hubiese dejado seguir disputando partidos. Tenía veintiocho años y un centenar de goles más guardados en el cajón de las promesas. En su mejor momento, tuvo que dejar de jugar al fútbol.

Al terminar el conflicto, la edad y la baja forma le obligaron a dejar la élite. Regresó a Baracaldo e ingresó en el club que le había visto nacer como futbolista. Allí dio sus primeras patadas y allí anotó sus primeros goles. Fueron tantos que hubo un día que alguien tuvo a bien bautizarle como "El terror de San Mamés". Y es que en sus desmarques vivía la auténtica antesala de la pesadilla. Apenas hubo un defensa capaz de frenar su ímpetu. Fueron días de vino y rosas, días en los que, formando cuadrilla con Lafuente, Irigorri, Chirri y Gorostiza, el Athletic se convirtió en un equipo imparable. El tiempo les consolidó como la "primera delantera histórica", haciendo énfasis en que, antes de aquellos mosqueteros que más tarde sublimarían el fútbol, hubo otro grupo de futbolistas igual de geniales e incluso más letales.

El momento culmen en la carrera de Bata llegó en la décima jornada de la liga 1930-31. En el ecuador del campeonato se enfrentaban dos gallitos en San Mamés. El Ahtleti ganó al Barcelona por doce goles a uno marcando un registro no igualado hasta hoy al igual que el marcado por Bata, quien anotó siete goles en ese mismo encuentro. Son cifras que hablan bien claro tanto del personaje como del equipo bilbaíno; una auténtica máquina de picar carne. Aquellas actuaciones sirvieron para que al joven Bata le apodasen "el león enfurecido"; era el líder de la manada, el hombre capaz de destrozar todas las marcas y de ganar todos los partidos. Pese a sus cifras goleadores, que ascendieron a ciento ocho goles anotados en ciento dieciocho partidos disputados en la liga española, Bata tan sólo fue internacional en una ocasión. Y es que, en años en los que las selecciones nacionales apenas disputaban tres o cuatro partidos por temporada, la competencia era brutal y Bata tenía que ganarse el puesto nada más y nada menos que con el irundarra Luis Regueiro y con el ovetense Isidro Lángara, auténticos mitos del fútbol español.

La llama de Agustín Sauto Arana se apagó en el verano de 1986. Tenía setenta y ocho años y un millar de recuerdos en la memoria. Comenzó siento Agustín, más adelante fue Sautu y, definitivamente, ingresó en la historia como Bata, el goleador implacable. Un tipo letal en el área, fino en la conducción, elegante en el control, rápido en el desmarque y certero en el remate. El puente de unión entre Pichichi y Zarra, el hombre de entreguerras que situó al Athletic en lo más alto del panorama futbolístico nacional. La historia de los grandes clubs, se escriben con letras mayúsculas gracias a jugadores mayúsculos.

1 comentario:

futbollium dijo...

El Athletic siempre ha sido reconocido por sus grandes delanteros , ya veo porqué , desde los años 30 grandísimos goleadores vistieron la zamarra rojiblanca .

Un saludo