miércoles, 21 de febrero de 2018

El error como esperanza

El error era la única esperanza del Barça. El Chelsea defendió bien; cubrió los pasillos centrales, taponó los carriles, ahogó a Messi y no permitió a Suárez recibir de cara. Por ello, una vez se hubo puesto por delante, fueron muchos los que se vieron abocados al desastre porque el Barça jugaba en un rondo perpetuo pero carecía de profundidad. Un equipo plano, muy correcto en la circulación y muy preciso en la triangulación en corto, pero que veía como las luces se apagaban en la zona de tres cuartos. El mérito, claro está, era de un Chelsea que había trabajado el partido desde hacía meses, que conocía a fondo los secretos el Barça y que alejó a Messi del área no concediendo faltas en la frontal y cortocircuitando el pase hacia los laterales. De aquella forma sólo el error se presentaba como espontáneo aliado de un Barça que picaba pero no horadaba, que insistía pero no asustaba. Y el error llegó de la peor manera; porque una defensa que había dado un clínic de seguridad, olvidó los preceptos básicos del fútbol y jugó un balón en horizontal dentro de su propio área. Si Iniesta y Messi están por medio, el error es un caramelo. En la vuelta, a priori, el Barça parece favorito, porque cuenta con la ventaja y con el factor campo, pero ojo, que nadie se olvide que, nos guste más o menos, este Chelsea tiene un plan. Y anoche, durante muchos minutos, comprobamos que lo sabe ejecutar.


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