viernes, 31 de marzo de 2017

El oficio

El oficio es esa cosa tan seria que los pragmáticos anuncian como fundamental y los resultadistas alertan como vital, eso sí, siempre después de comprobar cómo el viento les sopla en la cara. Tras la palabra oficio se escoden tipos de cejas fruncidas, rostro adusto y gesto desconsolado. Son muchos los que gustan de utilizar el concepto para ponderar el esfuerzo, el sudor y la carrera descontrolada. Pero son pocos los que comprenden el verdadero valor de los tipos que conocen el juego y no necesitan del aspaviento para poner las cosas en orden.

Un buen mediocentro precisa de dos cosas fundamentales; saber leer el juego y tener un buen pie. Lo primero implica conocer los lugares comunes, impedir contragolpes rivales e iniciar la jugada siempre hacia el lugar correcto. Lo segundo es fundamental porque implica no tener que perder la pelota una vez que la recuperas. Los tipos listos, esos que conocen realmente el oficio antes que la propaganda, son aquellos que realizan el pase sencillo. Siempre al compañero mejor colocado. Conducir es de temerosos. Rifarla es de cobardes.

El Deportivo Alavés se ha asentado en la primera división gracias a once tipos implicados en una causa y a un mediocentro que conoce el oficio como pocos. Desde pequeño, Marcos Llorente ha absorbido fútbol en una familia donde el deporte es poco menos que una religión. A sus características técnicas añade unas características tácticas que le permiten estar siempre en el lugar idóneo y en el momento preciso. Conocer el oficio implica dominar el tempo del juego. Llorente juega desde el círculo central, inicia entre los centrales y empuja al equipo hasta la zona de tres cuartos generalmente con pases sencillos. Al conocer el juego, su fijación posicional le ayuda a ser el primero en ayudar en defensa cuando el equipo pierde la pelota.

En una época donde los mediocentros se han convertido en tipos hoscos que ganan el salto del portero rival y pierden la pelota tres veces por cada cuatro que la recuperan, el joven Llorente se ha descubierto como un chico listo que conoce el oficio y sabe cuidarse del verbo de los ventajistas. No necesita correr de más, ni patear de más, ni levantar los brazos de más. Lo suyo es llevar al fútbol a los conceptos más básicos. Un mediocentro está para ser el primero en iniciar la jugada y ser el primero en socorrer en defensa. Ese es el verdadero oficio.

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